CORRER LAS CORTINAS, ABRIR LAS VENTANAS    

DOWN THE CURTAINS, OPEN THE WINDOWS





TEXTO POR CÉLINE FERCOVIC                                                 El trabajo de Tarix Sepúlveda comienza y se desarrolla sobre una experiencia íntima que cruzó  gran parte de su infancia y, como suele suceder con las marcas biográficas, empalma con  fenómenos mucho más amplios. En este caso, ese fenómeno está ligado a decisiones políticas y  económicas impulsadas en Chile desde los años 50 en adelante. En concreto, la investigación y  obra que Tarix Sepúlveda ha producido durante lo últimos 5 años está directamente vinculado  al “Complejo Ventanas”, un sitio de parques industriales repleto de conflictos socioamientales,  pero también de pequeñas grandes historias locales narradas por sus operadores, por las y los  vecinos, por sus visitantes veraniegos quienes vivieron los sucesivos cambios paisajísticos de la  zona y experimentaron tanto una esperanza -casi orgullosa- por la modernización del sitio,  como los nocivos efectos sanitarios que desde los 90’s alarmaron a toda la población.  

Antes de ser denominada “Zona de sacrificio”, el tramo Quintero-Puchuncaví se vivió con  generación de empleos, con largos e impresionantes muelles, con rebosante estadía estival, con  “aguas calentitas” ⎯como la gente renombró una playa de Ventanas donde la industria devolvía  el agua tomada del mar para enfrías sus máquinas⎯. Las fotografías que Tarix conserva en su  archivo familiar son testimonio de este ambiente festivo donde comúnmente vemos grupos de  personas retratándose junto a las extrañas formas arquitectónicas que compusieron la  infraestructura de ese pasaje costero intervenido, de esta nueva naturaleza podríamos llamar.  

El encuentro entre experiencias difíciles de cohesionar son las que Tarix pone en diálogo. La  artista sigue jugando con arena sucia, sigue ⎯como lo hizo en su niñez⎯ armando estructuras  con el material que la propia playa entrega. En su recuerdo se mantienen vívidas esas imágenes  explosivas provenientes de las chimeneas de carbón durante las noches de verano, el brillo de  la arena mezclada con residuos industriales y las pieles broceadas con rastros de petróleo. 


Sin anteponer un juicio ético, sino un entendimiento más cálido y crudo, el proyecto de la  artista para Instituto Tele Arte rescata las subjetividades de una generación que convivió ⎯y  aún lo hace⎯ con un territorio rodeado de artificios, de gigantes máquinas y sus deshechos, y  de los placeres, dramas y catástrofes que de allí surgieron. Con estructuras de montaje  similares a los muelles industriales de las plantas, figuras de arena apelmazada recuperada  directamente de la playa de Ventanas, cochayuyos flotantes y registros familiares, Tarix recrea  un paisaje corrompido.  


Más allá o más acá del cambio climático y de lo que la COP diga o calle, la artista trabaja sobre  un recuerdo condensado en materiales. Hace poco a Tarix le preguntaron si era activista y si sus  obras planteaban temas ecológicos. Ella se rió. Se río no porque la pregunta haya sido arbitraría,  sino porque su interés está en la compresión de un fenómeno complejo donde muchas voces de  individuos anónimos conviven, y donde su labor no se limita a determinar qué es lo  políticamente correcto.  

Para Jens Andermann, es su libro “Tierra en Trance”, el paisaje es un proceso constante “entre  entorno e imagen que ensambla lo humano con lo no humano, es una construcción que no se  agota ni en el lugar físico al que designamos como paisaje ni en la representación que hacemos  de éste y en éste”. El paisaje, para el autor, tendría una función simultánea en donde imagen,  entorno y ensamble son parte de la misma ecuación.  

Si por ahí va la cosa, Tarix Sepúlveda expone un paisaje donde sus obras son la bisagra que  articulan una versión de este paisaje en pugna.





TEXT BY CÉLINE FERCOVIC                                             The work of Tarix Sepúlveda begins with an intimate experience that cuts sideways through an integral part of her childhood and, as it happens with biographical markers, connects to wider phenomena. In this case, the phenomenon is linked to political and economic decisions taken in Chile from the fifties onwards. In particular, the investigation and work that Tarix has produced during the last five years is directly connect to “Complejo Ventanas”, a complex of industrial parks fraught with socio-environmental conflicts, but also with stories, at the same time small and enormous, told by its operators, neighbors and summer residents who lived through successive changes in the local landscape and experienced -almost proud- hope at the site’s modernization and the harmful sanitary effects that since the nineties have alarmed the town’s population.

Before it was labeled a “sacrifice zone”, the Quintero-Puchuncaví area was alive with job positions, long and impressive piers and a summer season brimming with beach-goers and “hot waters”, the name people gave to Ventana’s beach, where the industries returned the water they took from the sea to cool their machines. The photographs Tarix preserves in her family’s archive are a testimony of this festive environment where groups of people used to have their picture taken in front of weird architectural shapes that became a part of this intervened coastal landscape or, as we might say, new nature.


Tarix develops a dialogue between experiences that are hard to bring together. The artist is still playing with dirty sand, she keeps –like she did in her childhood– building structures with the materials the beach itself is constantly offering. In her memory she keeps these vivid and explosive images of the coal chimneys during summer nights, the glow of sand mixed with industrial debris and tan skins with traces of oil.

Not putting forward an ethical judgement, but a warmer, rawer understanding, the project the artists proposed to Instituto Tele Arte rescues the subjectivities of a generation that lived –and still lives– in a territory surrounded by artifices, giant machinery and its waste, and the pleasures, dramas and catastrophes that came about there. Using assembling structures similar to those of the industrial docks, figures of compacted sand recovered directly from the beach of Ventanas, floating sea weeds and family records, Tarix recreates a corrupted landscape.

Closer or farther from climate change and whatever the COP might say or not say, the artist works with a memory condensed in materials. Not long ago Tarix was asked if she was an activist and if her work dealt with ecological issues, she just laughed. She didn’t laugh because the question was arbitrary, but because her interest lies in the compression of a complex phenomenon where the voices of many anonymous individuals coexist, and her labor is not limited to determine what is right and wrong.

For Jens Andermann, as he states his book Entranced Earth, the landscape is a constant process “between environment and image connecting human and non-human, it is a construction not exhausted in the physical place we designate as landscape nor in the representation we make of it or in it”. The landscape, for the author, would have a simultaneous function where image, surroundings and their connection, are a part of the same equation.

If this is the way it goes, Tarix Sepúlveda exposes a landscape where her work is the hinge articulating a version of this struggling landscape.



Fotografías, esculturas de fierro electropintado, resina
 y arena de Ventanas einstalación de cochayuyo con 
resina.

Medidas variables - 2021
FOTOGRAFÍAS POR FELIPE UGALDE

Photographs, electropainted iron sculptures, resin and sand from Ventanas and installation of cochayuyos with resin.

Variable Measurements - 2021
PHOTOGRAPHS BY FELIPE UGALDE